La XXXI edición de la Feria Internacional de Turismo FITUR ha llegado a su fin. Un año más, hay algunas cosas que no cambian. No han faltado el ir y venir de políticos de toda clase e ideología, los corrillos en torno a cualquier canapé o plato de jamón que se precie y stands y puestas de largo espectaculares que, seguramente, sean demasiado derroche dados los tiempos que corren. A pesar de todo, el que quiere va allí y aprovecha el tiempo porque, no cabe duda, que se trata de una magnífica oportunidad de reunir y poner cara a muchos contactos que, de otra manera, es bastante más complicado. En nuestro caso, hemos podido constatar que el proyecto Ceres Ecotur, de turismo rural ecológico con el que colaboramos, está teniendo muy buena aceptación y las perspectivas de desarrollo son óptimas. La experiencia de poder participar como ponente en la mesa redonda de turismo responsable y nuevas generaciones, organizada por Koan Consulting, fue muy gratificante, a pesar de que un año más Ifema cedió para la ocasión la sala más pequeña de todas. Y las alternativas en forma de propuestas de turismo en términos sostenibles, responsables o ecológicos, aunque minoritarias, han estado presentes en casi todos los pabellones.
El miércoles 19, primer día de la feria, participamos en un encuentro de empresas B2B organizado por Fitur, para poner en contacto a iniciativas de ecoturismo, entre otras cosas. Allí estuvimos presentes de la mano de la Fundación Ecoagroturismo y el proyecto Ceres Ecotur, para constatar que las posibilidades que se nos pueden presentar son muchas y variadas. El objetivo es pionero y sin comparación en el panorama nacional hasta la fecha. Y no sólo está llamando la atención de fronteras para dentro, sino también por parte de otros países europeos que ven en la idea de unificar una red de turismo rural ecológico en España un espejo en el que mirarse. La prueba es la gran repercusión mediática, tanto en Internet como en medios offline, que ha tenido el acuerdo de colaboración con el Instituto Jane Goodall España, por el que Ceres Ecotur pasa a formar parte del programa Ecoviajeros de fomento de ecoturismo responsable.
El jueves 20 pude participar como ponente en la mesa redonda ‘Turismo responsable como oportunidad profesional para las nuevas generaciones’, organizada por Koan Consulting y la AEPT (Asociación Española de Profesionales de Turismo). La experiencia resultó ser muy gratificante y provechosa, sobre todo para dar a conocer las iniciativas que tenemos en marcha en Ecotumismo y hacer contactos interesantes. Compartí mesa con varias iniciativas que merecen la pena ser reseñadas: la agencia de viajes Focus on Women, especializada para mujeres y con un gran peso en lo que a proyectos solidarios y de responsabilidad social corporativa se refiere. En la actualidad colaboran con dos proyectos en Marruecos y Perú.
Los chicos de Non Tourist Project, por su parte, presentaron lo que no es tanto un proyecto de turismo sino un programa de ocio que pretende que los participantes vivan un proceso de aprendizaje personal y grupal. Todo utilizando el viaje como elemento motivador y de cohesión grupal, no como fin en sí mismo. Beatriz Martín, consultora independiente bajo la marca Turismo y Sostenibilidad, habló de dos proyectos de turismo comunitario en los que aún hay mucho por hacer: el primero en el municipio de Guararé (Panamá), con una estrategia turística enfocada a la oportunidad para jóvenes locales. El segundo, en torno a la comunidad carmelita de Guatemala, con unas enormes posibilidades ecoturísticas.
Por último, Mercedes Carreño, directora del Centro Español de Nuevas Profesiones (CENP), cerró la sesión con una intervención centrada en la necesidad de incidir en una adecuada formación en torno a un turismo responsable y sostenible. Precisamente, el debate posterior giró en torno a la necesidad de formar a todos los agentes turísticos implicados en un destino, particularmente en aquellos que sean frágiles en el plano social, cultural o medioambiental. Pero, más allá de esta cuestión, que es algo que ya se presupone de antemano, alguna intervención desde el público abogó por la formación y educación del viajero, sobre todo desde edades tempranas y en los propios centros educativos y escolares.
Lo cierto es que, dado el lamentable devenir del sistema educativo imperante, me parece una cuestión a día de hoy un tanto descabellada, pero en absoluto me parece mala. ¿Os imagináis una asignatura en el colegio que gire en torno a saber viajar? ¿Inculcando valores como el respeto a las personas y culturas diferentes o a promover el saber empatizar ante determinadas realidades opuestas a lo que estamos acostumbrados a ver? Algo así como una ética del viaje… suena bien la verdad y seguro que muchos comportamientos incívicos que se ven en la mayoría de destinos por ahí se reducirían exponencialmente. Soñar es gratis.
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