Los combustibles fósiles han hecho las maletas en la isla canaria de El Hierro. En menos de un año nadie los querrá ya en la isla. No harán falta. El agua, el viento y el sol proporcionarán toda la energía que necesita para abastecerse. La energía será limpia porque procede de la naturaleza y, además, El Hierro se convertirá así en la primera isla autosuficiente en todo el mundo. La idea de situar la naturaleza como guía de ruta se ha llevado también a la agricultura y la ganadería. Las frutas y las verduras no crecerán cubiertas de pesticidas y fertilizantes artificiales. Los yogures y otros productos derivados de la ganadería tendrán el certificado ecológico. La pesca permitirá que cada vez haya mayores bancos de peces. El parque automovilístico que se alimenta de carburantes fósiles se sustituirá progresivamente por vehículos eléctricos que tomarán su energía de la electricidad generada por los vientos alisios. Las casas calentarán el agua que utilicen mediante placas solares instaladas en sus tejados. Todo un ejemplo de que un modelo más respetuoso con nuestro entorno es completamente posible.
En esta isla rodeada de agua atlántica y 278 kilómetros cuadrados todos saben que la naturaleza es el principio y final de todo. Desde el colegio, sus habitantes aprenden a respetar y convivir con la vegetación, el mar, el desierto, los animales… El modelo económico se inspira en la naturaleza. En El Hierro saben que no hay que generar basura porque un residuo es, en realidad, un recurso no aprovechado. Algo que llevan también a la cultura y, por eso, hacen esculturas con neumáticos, aparatos inservibles y piezas de electrodomésticos en desuso.
Esta isla, a la que un hombre de Valverde (la capital) llama “mini-mini-continente”, porque hay varios microclimas y parajes que recuerdan a lugares tan dispares como Islandia y Oriente Medio, llevan años recibiendo la visita de científicos, geólogos, escritores, fotógrafos, ambientalistas… Lo llaman “turismo científico”. Son personas que buscan pistas para construir un modelo de desarrollo sostenible basado en la lógica de la naturaleza.
Pistas, también, de un modelo de vida en el que la prisa no cabe. Hasta tal punto que hay quien vive en un lugar apartado y ni se plantea la idea de tener un coche. Eso ocurre en Pozo de las Calcosas, un pueblo diminuto que se divide en dos. En verano sus habitantes viven junto al mar y las piscinas naturales. En invierno suben una empinadísima cuesta y allí se alojan hasta que el calor vuelve a apretar. Todos menos uno, Nicanor, que siempre vive pegado al Atlántico.
– ¿Y qué haces cuando tienes que ir a Valverde?
– Voy andando. Son solo diez kilómetros.
Fuente: IneedSpain.com
Que envidia, me voy al Hierro… a vivir, jejeje
Una buena lección, necesaria para muchas administraciones http://www.ecotumismo.org/?p=3941 vía @Ecotumismo #in
[…] en toda una referencia en España. A mí como canario me llena de orgullo que una isla como El Hierro esté a punto de convertirse en autosuficiente, pero trato de extrapolarlo a Tenerife, que es donde yo nací, y las cosas las veo mucho más […]
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