El martes estuve por la EIBTM de Barcelona, una de las ferias turísticas internacionales más importantes del mundo dentro del segmento de congresos, reuniones, incentivos y eventos. Y la verdad es que la primera conclusión que saco es que, a día de hoy, prácticamente no hay destinos que se presenten como un lugar ideal para acoger este tipo de productos turísticos. Me sorprendió ver algunos, no porque no crea que tengan capacidad suficiente, sino porque los tenía asociados a otro tipo de productos turísticos. Costa Rica, por ejemplo, es uno de los destinos internacionales más reconocidos en la rama del ecoturismo y del turismo sostenible y, a su vez, tiene un Convention Bureau funcionando desde 1998. Realmente, ¿son compatibles ambas cosas? ¿Cabe la sostenibilidad dentro de los modelos turísticos tradicionales?
En Centroamérica y en particular en Costa Rica, el turismo se ha venido mostrando como una de las actividades económicas más dinámicas, debido sobre todo a los inigualables parajes naturales de la zona. En concreto, Costa Rica representa la diezmilésima parte de la superficie de la Tierra y tiene la veinteava parte de toda la biodiversidad del planeta, o sea, un gran tesoro bajo sus pies. De esta manera se presenta como un destino sostenible de primer orden, con una superficie plagada de parques nacionales y reservas naturales, con atractivos que van desde los volcanes hasta las playas tropicales, pasando por junglas o turismo de aventura.
En este punto confluye de nuevo un planteamiento que no es nuevo en Ecotumismo. A simple vista, siempre solemos asociar el concepto de sostenibilidad a destinos poco o nada masificados, manteniendo unas prácticas respetuosas con el medio ambiente. Eso sin entrar en el equilibrio social, económico y cultural que también debe tener toda actividad turística. Pero la cuestión es que, la mayoría de impactos negativos de distinta índole que se le atribuyen al turismo, son resultado de un sobredimensionamiento de esta actividad con respecto a la capacidad de carga que pueden soportar esos atractivos turísticos. El desarrollo del turismo, en estos casos, trasciende los límites en los que ya no es posible evitar impactos negativos, incluso de carácter irreversible, paradójicamente dañando los mismos atractivos que constituyen la razón de ser de dicha actividad.
En el caso de Costa Rica, el desarrollo del ecoturismo ha ayudado a la consolidación y ampliación de un sistema nacional de áreas protegidas públicas y privadas, proceso éste que ha sido determinante en la reducción de las amenazas de explotación de esas áreas mediante usos no sostenibles. Si el país comienza a abrirse a otro tipo de segmentos y de modelos más encasillados de turismo tradicional, atrayendo a más cantidad de visitantes con otro tipo de motivaciones, como el turismo de congresos y reuniones, ¿se puede mantener el mismo estado de conservación de los atractivos medioambientales? Si aumenta y aumenta la cifra de turistas, ¿seguirá siendo un destino sostenible?
El tema es que, además de Costa Rica, en la EIBTM se encontraban países como la República Dominicana, Cuba, Colombia o Argentina… y eso por no hablar de destinos nacionales dentro de España. Hoy en día, parece que quién no tiene una oficina de promoción de congresos no es nadie… Y digo yo que no todos los destinos del mundo estarán capacitados para ello. Se puede diversificar la oferta de un destino, pero sin obviar la especialización, algo que en la actualidad puede ser también de gran ayuda debido a la creciente competencia en el sector. Espero que, en el caso de Costa Rica, no se olviden de donde vienen y el tesoro que tienen bajo sus pies: ningún congreso del mundo tiene un valor equiparable al de su rico y agraciado patrimonio natural y ecológico…
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