El planeta Tierra está recubierto en un 70% por agua en forma de grandes océanos, que son indispensables para asegurar la continuidad de la vida y la protección de la biodiversidad y el clima. La pesca es la principal fuente de proteínas animales para más de un millardo de seres humanos, además de la principal fuente de ingresos económicos para millones de familias por todo el mundo. Precisamente, la sobrexplotación del mundo marino por parte del hombre ha sufrido una aceleración brutal en las últimas décadas. Científicos y ambientalistas estiman que para garantizar un retorno al equilibrio en la cadena trófica marina, el 40% de la superficie de los océanos debería estar protegida en forma de reservas marinas, aunque actualmente apenas el 1,1% lo está. Ante este panorama, ¿qué podemos hacer nosotros de forma individual para ayudar a salvaguardar la biodiversidad de los océanos? Slow Fish, una variante del Movimiento Slow Food, nos da algunos consejos que están al alcance de todos nosotros… ¡tú mismo!
Los informes científicos aconsejan establecer medidas de protección de los litorales y bancos pesqueros más afectados. La última prueba de ello es la publicación esta semana de una orden ministerial en el Boletín Oficial del Estado español por parte del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, que ha establecido una veda temporal para la pesca de la modalidad de arrastre de fondo en el litoral de la provincia de Tarragona en Cataluña. El objetivo es velar por una explotación equilibrada y responsable de los recursos pesqueros, favoreciendo su desarrollo sostenible mediante la regeneración de los recursos y ecosistemas marinos.
Esta es una prueba más de que existen muchas zonas marinas que necesitan protección, pero realmente existe una cierta desinformación en este sentido y el hecho de que el interior de los mares sea invisible a nuestros ojos no ayuda. Por eso, cabe preguntarse: ¿en que condiciones se encuentran realmente nuestros mares? ¿Qué variedades de peces están de verdad amenazadas? ¿Podemos influir en el mercado? ¿Debemos dejar de comer pescado? Slow Food se ocupa desde hace años de dar respuestas a estas preguntas a través de la Slow Fish, una feria bianual que se celebra en Génova. La idea es sensibilizar a los amantes del pescado de la importancia de saber elegir bien y dar apoyo a proyectos de comunidades de pesca artesanal responsable por todo el mundo.
Entre los objetivos de Slow Fish se encuentra el recuperar precisamente el saber hacer tradicional de las comunidades de pescadores y de los estilos de alimentación de generaciones precedentes. Animados por este espíritu, la campaña internacional Slow Fish multiplica iniciativas que dan valor a los protagonistas de la pesca artesanal y a las especies menospreciadas, estimulando una reflexión sobre el estado y la gestión de los recursos marinos. La manifestación Slow Fish, cada dos años en Génova, es la expresión más completa de este enfoque. Se habilita un gran espacio dedicado a la información de los consumidores, a la sensibilización de los niños y al intercambio de ideas entre los protagonistas de la pesca sostenible. Sin olvidar, naturalmente, la posibilidad de degustar los deliciosos pescados después de aprender a conocerlos y escogerlos.
La campaña de Slow Fish está ampliamente recogida en una página Web traducida en 4 idiomas, que incluye una valiosa síntesis de todas las actividades e iniciativas en marcha. El Slow Fish Challenge, por ejemplo, es una herramienta cuyo objetivo es elaborar un recetario del pescado bueno, limpio y justo de todo el mundo. Para ello cualquiera puede participar mediante el envío de recetas locales a base de pescados sostenibles e información sobre las mismas especies. La sección de la Web “Qué pescados escoger” recoge estas contribuciones, con un apartado llamado ‘No gracias, no en mi plato’, en donde se desaconseja consumir especies como el atún rojo, las gambas (camarones) tropicales, el salmón de piscifactoría y salvaje (del Atlántico), el pez espada, el bacalao nórdico o los tiburones.
En Ecotumismo siempre queremos promover el pensamiento positivo y por eso queremos quedarnos con buen sabor de boca. En el apartado de recomendaciones, queremos dejar constancia de esta sencilla receta a base de sardinas, un pescado que forma grandes bancos cerca de las costas en torno a los 50 metros de profundidad y que es muy apreciado por los pueblos mediterráneos. Las diferentes reservas parecen estar explotadas de forma sostenible, a excepción de las del norte y el centro de Marruecos, que se hallan explotadas de pleno. Si quieres conocer más sobre las especies de pescado que debemos consumir y las que no tendrás información completa en la Web de Slow Fish… ¡por un pescado bueno, limpio y justo!
RECETA A BASE DE SARDINAS
Para seis personas: seis dientes de ajo fritos, cuatro rebanadas de pan frito, 24 almendras tostadas, 24 avellanas tostadas, una cucharadita de sal, una cucharadita de pimienta, una cucharadita de pimentón, dos cucharadas de miel y dos cucharadas de vinagre.
Metodología: Triturar bien la guarnición. Entretanto, preparar un litro de caldo de pescado, añadir los ingredientes triturados y dejar hervir durante cinco minutos. Enharinar el pescado, freírlo en una sartén y añadirlo después al caldo filtrado. Dejarlo hervir durante tres minutos antes de servir.
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En mi tierra es habitual la sardina, el boquerón y la boga, peces no ostentosos y muy buena calidad y que la crisis economica empuja su consumo. La austeridad en el consumo de pescado. La pesca de arrastre es depredadora como el urbanismo abusivo, hay que volver a las artes tradicionales como el palangre. Gracias por esta divulgación slow.