Pese a que las campañas de concienciación sobre el reciclaje se han ido sucediendo por casi todas partes en los últimos años, esta es una práctica que no está para nada generalizada. Por normal general, solemos distinguir entre los diferentes contenedores destinados al papel y cartón o al vidrio y al plástico, pero de ahí al hecho va un abismo y a las cifras basta remitirse. Según el último informe Eurostat publicado por la Comisión Europea el año pasado, cada europeo genera 513 kilos de basura al año y solo recicla el 24%. En esta línea y según datos publicados en el mismo informe, en España el reciclaje no pasa del 15%, mientras que en Alemania la cifra asciende al 48%. El baile de cifras en España suele ser, en esta materia, bastante contradictorio dependiendo de la fuente y eso produce que, al final, uno no sepa bien a que atenerse. Según Ecoembes, una organización sin ánimo de lucro que gestiona la recuperación y el reciclaje de los envases de plástico, las latas y los briks (contenedor amarillo) y los envases de cartón y papel (contenedor azul) en toda España, en la actualidad se recicla el 68% de estos envases. Por el contrario, desde organizaciones ecologistas se afirma que la cifra es bastante inferior y que los totales que se dan se suelen falsear, considerando todo tipo de materiales y residuos como reciclados.
En cualquier caso, no hace falta ser ningún gurú estadista para comprobar que las cosas se podrían hacer mucho mejor. Sin ir más lejos, hace un par de días se ha sabido que la Comisión Europea ha abierto un procedimiento a varios países, entre ellos España, para verificar los porcentajes de recogida selectiva y reciclaje de los envases de vidrio. Se estima que no alcanzan las cifras marcadas en la legislación europea y la confirmación de este incumplimiento podría comportar multas para España. Lo peor de la situación no es que las cifras de reciclaje no terminen de despegar, sino que año a año crece la cantidad de residuos que generamos, con lo cuál el ratio es más bajo. Esto va ligado al incremento de la producción de envases ligeros procedentes de productos envasados, unido a la falta de medidas para fomentar el reciclaje, algo que por cierto con los recortes económicos se va a acrecentar porque son partidas ‘prescindibles’ en tiempos de crisis como el actual. Se estima que en los últimos años se ha incrementado un 200% el consumo de plásticos ligados a envases y embalajes.
En este contexto, las campañas y acciones para fomentar el reciclaje suelen caer en los mismos tópicos, sin que se implementen verdaderas políticas integrales que permitan aumentar las cifras de reciclaje. Por ejemplo, estos próximos días el ayuntamiento de Bilbao, junto a Ecoembes y Ecovidrio, organiza una iniciativa por la que una pareja convivirá durante diez en un apartamento a la vista del público en la plaza del Arenal, en Bilbao, en el marco de la campaña «Reciclaje a la vista» para concienciar sobre la importancia del reciclaje. Las acciones se centrarán en fomentar el reciclaje de envases de vidrio, plástico, metálicos, tipo brik, de cartón y papel en torno a los contenedores verde, amarillo y azul. Se echan en falta campañas más completas que incluyan otro tipo de residuos también muy nocivos e igual de cotidianos como el aceite, las pilas, los medicamentos, las baterías de coche o los teléfonos móviles. Al respecto, algunas cifras:
- un litro de aceite doméstico usado para freír y tirado por el desagüe puede llegar a contaminar en 2.000 y 3.000 litros de agua
- un neumático tarda alrededor de 600 años en degradarse. En España más de 300.000 toneladas de neumáticos se acumulan y no se reciclan
- las pilas son las causantes del 93% del Mercurio en la basura domestica, del 47% del Zinc, del 48% del Cadmio y del 22% del Níquel, todos ellos metales pesados tremendamente nocivos para el medio ambiente y las personas
- los teléfonos móviles están compuestos por elementos altamente contaminantes. Entre ellos desatacan elementos como el cadmio, el litio y metal hidruro, principales componentes de las baterías de estos aparatos. Al mismo tiempo, hasta el noventa por ciento de los componentes de un teléfono móvil son reciclables, aunque el móvil no funcione por uso, pero la realidad es que la mayoría acaban en la basura convencional una vez acabada su vida útil.
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