«En agricultura ecológica certificada, ni están todos los que son, ni son todos los que están», tal y como afirma un productor conocido. La reciente feria de Biocultura es un buen ejemplo para confrontar esta opinión. Según crece la venta de productos ecológicos crecen el número de empresas que se suben al carro, al reclamo de un sector que desafía la crisis. Mientras tanto, las entidades de certificación que trabajan en el sector, están dando pasos para paliar esta deficiencia. Recientemente han sido presentadas por el Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE) las normas de responsabilidad social para empresas ecológicas. Se trata de unos estándares desarrollados por la propia entidad que ofrecen a las empresas de producción ecológica, la posibilidad de contar con un distintivo que acredite el cumplimiento de unos requisitos sociales, económicos y ambientales. Según la propia Asociación, «las normas pretenden que las organizaciones que se encuentran certificadas en producción ecológica alcancen la excelencia, conociendo y considerando su entorno social y ambiental, actuando de manera ética y transparente, asumiendo su rol de motores del desarrollo sostenible en sus lugares de implantación y aprovechando la ventaja competitiva basada en el compromiso con la sociedad y el medio ambiente”.
Básicamente, la implantación de estas normas contempla, entre otros requisitos, la atención especial al impacto ambiental de las actividades desarrolladas por la empresa, como el consumo energético y de recursos hídricos o el cálculo de la huella de carbono y la generación de residuos. Las normas también estipulan que las empresas adheridas participarán y fomentarán el desarrollo del entorno local donde se ubican sus centros productivos. Incluso, se añade la relación laboral entre empresa y trabajadores, en referencia a medidas de conciliación familiar, igualdad de oportunidades y no discriminación, así como otras disposiciones complementarias a las leyes vigentes en materia de derechos humanos, sociales y laborales.
Las normas han sido desarrolladas por el CAAE y están basadas en la serie de normas ISO 26000, guía internacional de líneas directrices de Responsabilidad Social. Si analizamos algunos de sus requisitos se pueden destacar:
- En el ámbito social: Es un requisito que la empresa contribuya en el desarrollo del entorno a través de la contratación local de personal y empresas proveedoras.
- En el ámbito ambiental: Dentro de los requisitos ambientales se han definido una serie de áreas prioritarias en las que se incluyen criterios específicos básicos a aplicar por las empresas. Estas áreas son las siguientes: Envases y embalaje, Transporte y Energía, Gestión de los residuos y Gestión del agua.
- En el ámbito de la gestión: Entre otras cosas, poner en marcha prácticas comerciales que trasladen información clara y honesta, que pongan en valor las características de los productos ecológicos y que garanticen todos los servicios asociados a los productos generados.
- En el ámbito de la calidad: Mejorar de manera constante los productos que se generan y que se introducen en el mercado. Asegurar en la cadena de valor que se tienen en cuenta criterios de Responsabilidad Social además de los de producción ecológica. Contrastar con los clientes que los productos ecológicos que se introducen en el mercado satisfacen sus necesidades.
En definitiva, factores que convierten a una empresa ecológica en una empresa sostenible en su más amplio sentido. Bajo mi punto de vista, una certificación interesante, completa y ambiciosa, que puede servir para avanzar hacia modelos de empresa que proporcionen alimentación sostenible.
A partir de ahora, haría falta establecer:
- un asesoramiento asequible a las pequeñas empresas y productores para adaptar su desempeño a los requisitos
- realizar el proceso de certificación con rigor y seriedad
- establecer tarifas adecuadas a la economía de muchos pequeños proyectos sostenibles.
Quizá con esto se consiga el despegue de un sector necesario para reactivar nuestra economía, poner en valor nuestros recursos, dinamizar el entorno rural y valorar a los productores realmente comprometidos, poniendo las cosas difíciles a oportunistas con disfraz ecologista. Desde el proyecto EsDeRaiz ofrecemos productos y productores que, más allá de su certificación ecológica, cumplan estos requisitos de calidad, sociales y ambientales.
Pedro García Mendoza dirige el proyecto Es De Raíz, desde donde ofrece productos de alimentación sostenibles, productos de calidad, saludables, producidos en condiciones ambientales respetuosas, por artesanos y pequeñas empresas comprometidas socialmente. Visita www.esderaiz.com/tienda Puedes visitarlos en su tienda física en el Mercado de Santa María de la Cabeza (Paseo Santa maría de la cabeza 41, Madrid).
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