La obsolescencia programada es la determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa de servicios durante la fase de diseño de dicho producto o servicio, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible, incentivando una nueva compra y así sucesivamente. Aunque la palabra no pueda sonar muy familiar, hablamos de algo que está en la raíz misma del sistema capitalista, el motor secreto de la economía de consumo que ha marcado a buena parte de la humanidad desde los años 20. El concepto viene que ni pintado por estas fechas navideñas en las que, a pesar de la crisis, de la recesión y del consecuente retraimiento del consumo, el hábito de comprar y comprar sigue estando muy presente. Eso y porque además un lector de Ecotumismo, Eduard Cuadrado, que puntualmente nos pone al tanto de interesantes iniciativas que merecen ser destacadas en nuestra Web, nos ha enviado un e-mail hablando del proyecto Ingenios de Producción Colectiva, una recopilación de proyectos que, según Ecologistas en Acción, promueven una forma más sostenible de consumo a pequeña escala. El correo de Eduard nos parece tan claro y sugerente, que lo vamos a copiar tal cuál a continuación. Como guinda al pastel y con el ánimo de promover otro tipo de consumo en estas fechas, recuperamos el genial documental “Comprar, tirar, comprar: la historia secreta de la obsolescencia programada”, publicado en TVE hace unos meses y reconocido con numerosos premios.
Los que más saben de medio ambiente suelen coincidir en que, ciertamente, el actual modelo de consumo no es sostenible ni social ni ambientalmente. Y lo que critican los ecologistas es, por ejemplo, la cultura de ‘usar y tirar’, la industria de la alimentación intensiva o las compras en las grandes superficies. En realidad, piensan que el consumismo toma cada vez más protagonismo en la vida de las personas y las sociedades enriquecidas, hasta convertirse en una ideología.
De ahí, que los más activistas aboguen, frente a todo este tipo de comportamientos, por la reutilización de las cosas, la agricultura ecológica o la priorización del pequeño comercio. Y con esta intención nacen los IPC o Ingenios de Producción Colectiva, una recopilación de proyectos que, según informa Ecologistas en Acción, han sido creados para que, a pequeña escala, ensayen una forma más sostenible de consumo.
De este modo, los IPC representan alternativas en muchos sectores entre los que se encuentran los de alimentación, comunicación, cuidados, empleo/trabajo, financiación, ocio, textil, vivienda y transporte. Han sido realizados por esta ONG conservacionista para que, de manera didáctica y sencilla, queden recogidas multitud de fichas que muestran cómo resolver las necesidades que se dan en estos ámbitos de una manera diferente.
Los proyectos IPC cumplen varios criterios, como son dar respuesta a algunas necesidades de consumo locales, proponer cambios en nuestros hábitos de consumo, aportar soluciones con ciertas dosis de innovación, ser colectivos y crear herramientas de participación, generando redes.
Eduard Cuadrado de Juan
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