La sostenibilidad en el turismo es un modelo de gestión alcanzable en la medida en que se conjuga una triple vertiente medioambiental, sociocultural y económica. Hace falta reducir los impactos y las malas prácticas que afecten negativamente a la conservación de la biodiversidad de los destinos, a los usos, costumbres, tradiciones y modos de vida de las comunidades locales y, por supuesto, evitar que los beneficios económicos que se generen con el turismo no se queden mayoritariamente en el propio destino.
Para alcanzar tales metas es necesario abogar por la responsabilidad de la industria, de todos los agentes implicados en el turismo, directa o indirectamente. Empezando por la oferta y empresas proveedoras en origen y destino, siguiendo por la población local de acogida y terminando por los propios viajeros, que con sus decisiones pueden marcar tendencia e influenciar positivamente en los posibles desequilibrios. En este sentido, hay perfiles de turismo que, de forma intrínseca, ya tienen bastante camino recorrido.
El surf es toda una filosofía de vida que conlleva un respeto absoluto por el cuidado de la naturaleza y por el equilibrio de los ecosistemas marinos y costeros. No sólo es un deporte con gran número de seguidores por todo el mundo, sino que es una motivación de viaje en sí misma, ya que mueve miles de desplazamientos a lo largo y ancho del planeta para probar las mejores olas de los cinco continentes. En este sentido, son muchos los destinos que están apostando por el turismo de surf como segmento prioritario. Portugal o Haití, a nivel internacional, están moviendo ficha o a nivel nacional, lugares como la costa Cantábrica, Cádiz o Canarias son muy reconocidos. Según Basquetour, cada año llegan a Euskadi más de 20.000 turistas a practicar surf en sus playas.
Precisamente, este potencial de negocio no ha sido pasado por alto en el País Vasco, en donde la Mondragon Unibertsitatea oferta una novedosa especialización de empresas de surf y deportes de deslizamiento dentro de su Master Universitario en Creación y Gestión de Empresas de Turismo Activo. No en vano, también según Basquetour, el surf ya aporta al PIB de Euskadi más de 6 millones de euros y emplea a más de 600 personas. Esta formación es, por tanto, una apuesta por dar herramientas a personas que disfruten de este deporte y del contacto con la naturaleza, para convertir ese estilo de vida en una fórmula para ganarse la vida, aprovechando un segmento que crece a un ritmo notable y que genera riqueza en otros segmentos de alojamiento y oferta complementaria de los destinos donde se desarrolla.
La apuesta del surf como un deporte o una forma de turismo que conlleva unos principios éticos y conservacionistas lo demuestra el hecho de que haya redes mundiales como Surfrider Foundation, que agrupa asociaciones regionales y representaciones locales en todos los continentes (EE.UU., Europa, Japón, Australia, América Latina, etc.). El movimiento surgió en Malibú (California) en 1984, cuando los surfistas decidieron proteger su entorno de la polución local.
Surfrider Foundation Europe es una asociación sin ánimo de lucro unida al movimiento y dirigida a la defensa, salvaguarda, valorización y gestión sostenible del mar, del litoral, de las olas y de la población que las disfruta. Una entidad que vio la luz en 1990 en Biarritz por un grupo de surfistas y que, hoy en día, cuenta con 1.500 voluntarios, 10.000 miembros, unas 40 entidades locales y más de 40.000 simpatizantes en toda Europa.