Ecoturismo por la Tierra Media
Tal destino, impoluto y virgen, se ofrece en su extensión a aventureros, curiosos y emprendedores, que contra el abandono público han descubierto en el Courel un mundo por estrenar y un bocado de vida. Quien quiera morderlo no tiene más que dirigirse a su epicentro, Folgoso do Courel, a pocos kilómetros al norte de Quiroga, Lugo, y desde allí aventurarse por sus bosques y montañas. Esta circunscripción medieval, escenario épico a la altura de la Tierra Media de Tolkien o Invernalia (más de moda), está limitado al Norte por Pedrafita del Cebreiro, primer puerto gallego del Camino de Santiago donde la leyenda ubica el Santo Grial y que es puerta del otro gran paraíso galaico: los Ancares.
Las aldeas del Courel, de cuento, son maquetas a escala natural talladas en madera y piedra bajo tejados de pizarra. Es el amor artesano del piedra sobre piedra que compone una pared y del teja sobre teja que compone un techo, lo que confiere humanidad a los hogares, alma al «asentamiento», mano a la obra, integrada en la faena viva del paisaje, a diferencia del inerte urbanismo. El coqueto mimetismo de Seceda recuerda a Hobitton, y el engaste en la montaña de Froxán, con su racimo de casas apiñadas contra una ladera que muere en el río, a Rivendel. Aldeas de bosque como Vilar recuerdan al poblado de los proscritos de Robin Hood en medio de Sherwood. El territorio tiene forma de mapa del tesoro lleno de rincones, cascadas, grutas y bosques únicos en Europa.
Basta poco tiempo sin embargo para apreciar que la naturaleza que acoge tal patrimonio, no está anclada con él al pasado, al contrario, es tan libre y ajena a la cultura y al efímero calendario humano como lo fue siempre, y más joven que las ciudades y su progreso, como un escenario siempre libre para ser ocupado y reinterpretado.
Juventud y oportunidades
En los últimos 20 años el turismo rural creció en el Courel. Gracias a Internet y las nuevas carreteras, son muchos los jóvenes atraídos por la libertad de sus extensiones vírgenes. Un ejemplo es la Casa da Aira, en Froxán, rodeada de ardillas y regentada por una pareja que hace meses dio a luz al primer bebé de la aldea en casi 30 años. Aunque su dueño, Toño, nació en el Courel, pasó buena parte de su vida en Barcelona esperando el momento de volver y contagiar su pasión a los clientes. Tiene caballos, pesca en el río por las noches y enseña a los viajeros el escondite donde aúllan los lobos.
Una iniciativa novedosa y alabada es Pía Paxaro, agencia de rutas de ecoturismo, excursiones y actividades en naturaleza, en Paderne. El responsable, Marcos Reinoso, joven biólogo que dirigía un local de Jazz en Vigo, decidió este año dejarlo todo y mudarse al lugar del que llevaba años enamorado; y no se arrepiente. Su idea ya da frutos y clientes, a los que transmite el saber popular: la recolecta de setas, castañas o hierbas medicinales, la manufactura de mermeladas o de un aceite local, facilitando el hospedaje en las casas rurales de la zona. Todo ello surtido por el sabor de la huerta y del bosque (la sabrosa castaña, de varios tipos), la caza o la ganadería, y rodeado de un paisaje espectacular lleno de mitos e interés histórico (castros celtas, el castillo de Carbedo), geológico (cuevas, el pliegue de Campodola) y ecológico (la devesa de Rogueira, las fervenzas…).
Para recordar el clamoroso deber de declarar la sierra Parque Natural y defender la zona de las invasivas explotaciones canteras y madereras, en 2004 se fundó SOS Courel. Orlando Álvarez, rostro de la asociación y gran conocedor del lugar, abre nuevas rutas, acondiciona caminos y puentes, conoce las plantas, los árboles y la historia geológica del lugar. Apunta a la Administración como responsable de la indefensión ambiental de la sierra y lucha contra los intereses que la amenazan.
En opinión de Javier Guitián la Ciencia respalda la pervivencia de la actividad tradicional, sustento de la biodiversidad. Para ello debe subvencionarse la economía rural, rejuvenecer su población (unos 1000 habitantes) y sacar provecho a sus recursos naturales con políticas sociales: «No existe atención médica nocturna y el colegio, de seguir así, no durará una década». Propone además «formar y coordinar la oferta turística, promocionar la marca «Courel» comercializando sus productos, abrir la Ferrería de Seoane (lleva 10 años cerrada) y potenciar la estación científica desde la Administración».