Si algo ha quedado claro a estas alturas de la película es que la crisis económica puede con todo y va camino de romper moldes. A pesar de ser considerada como una industria limpia, el sector turístico puede llegar a generar impactos negativos bastante considerables en los destinos, no sólo a nivel medioambiental sino también a nivel social, cultural o económico. Resulta más que sabido que, entre los impactos medioambientales, destaca la huella del transporte, tanto para llegar a un destino como una vez en él. Superados los 1.000 millones de desplazamientos a nivel mundial y con una cultura del viaje más que asentada entre las clases medias occidentales, hoy en día los desplazamientos en avión de larga distancia están más que aceptados y son asequibles a muchos bolsillos. La oferta de vuelos de todo tipo no ha dejado de aumentar y precisamente los traslados en avión, en su mayoría con una motivación vacacional, suponen el 40% del total de emisiones de CO2 que se producen en la atmósfera. A pesar de que la conciencia ecológica ha aumentado en los últimos años y que son muchas las voces que han reclamado un cambio en las costumbres turísticas, sustituyendo estos desplazamientos largos en avión por otros a destinos más cercanos y en medios de transporte menos contaminantes, el uso del avión se ha democratizado de tal forma que dicho giro no será tan sencillo.
La tendencia en el uso del avión a nivel global no ha cambiado. Muchas economías emergentes y parte de su próspera población están sustituyendo los picos de bajada de otros países que, hoy en día, están en plena recesión económica. Sintomático resultan los datos conocidos en España, en donde la búsqueda de vuelos en la red ha caído un 12% este verano. Las consultas y la planificación de las vacaciones en Internet por su parte se contrajeron un 2% con respecto al verano pasado, a pesar de que en cierta medida se ha apreciado que los españoles en general no han querido renunciar a unas vacaciones. Más visitas a familiares y amigos, ofertas de última hora y no siempre el avión como opción, las claves. Los usuarios que realizaron búsquedas a través de las páginas de las aerolíneas descendieron hasta los 4,5 millones, mientas que las agencias online y los metabuscadores se consolidaron e incluso subieron.
Más de 15 millones de españoles se centraron en la búsqueda y captura de ofertas de última hora a través de este tipo de portales, lo que demuestra que la crisis económica podría llegar a disminuir el uso del avión, al menos a la fuerza de que los usuarios no se lo puedan permitir. Por ejemplo, los viajes al extranjero de españoles han disminuido un 20,6% sólo en el mes de julio, según el Instituto de Estudios Turísticos (IET) y países como Cuba, tradicionalmente un destino muy visitado por españoles, ha visto como el turismo español ha caído un 25% en lo que va de año. Siempre queda la alternativa de ver como las compañías minimizan márgenes y lanzan ofertas de vuelos aptas para bolsillos maltrechos. El problema es que el contexto, con el gasóleo en máximos históricos debido a las fluctuaciones del mercado y al pico del petróleo (Peak oil), cambiará más pronto que tarde y tal vez volar en avión sea un lujo al alcance de muy pocos.