La XXXI edición de FITUR ha echado el telón y, con ella, también el que ha sido el II Foro de Inversiones Turísticas en África. La presencia africana en la feria ha sido importante y el clima generalizado de optimismo ante las buenas previsiones de cara a 2011, también se dejó notar en Investour. No se sabe si la victoria de España en el pasado Mundial de fútbol celebrado en Sudáfrica le ha abierto los ojos a más de uno, pero lo cierto es que en una época de recesión como la actual, muchos ven en África la gallina de los huevos de oro a la que aferrarse. Y para ejemplos, no hace falta rebuscar mucho. El propio director adjunto para África de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Hélder Thomas, señaló el pasado jueves que «hoy existe una carrera, tanto por parte de Europa como de Asia, por lo que son los recursos africanos». Con la verdad por delante, desde luego.
De esta forma, el objetivo de Investour es, de alguna manera, presentar a compañías españolas propuestas de inversiones en proyectos localizados en países africanos quienes, a su vez, claman por esa financiación, necesaria por otra parte, para poder desarrollarse. El potencial de África para promover el turismo es tremendo, eso parece que nadie lo duda y más de una ponencia estuvo encaminada a convencer a los más escépticos con datos y cifras que así lo atestiguan, pero… ¿vale cualquier tipo de turismo? ¿Cualquier tipo de inversión es adecuada para un continente como el africano con tanta diversidad cultural, social y tantas particularidades incluso entre regiones de un mismo país?
El subdirector de Política comercial con países mediterráneos, África y Oriente Próximo del MITyC (Ministerio de Industria, Turismo y Comercio español), Enrique Feas, y el director Ejecutivo de COFIDES, Carlos San Basilio, se encargaron de mostrar cuál es el camino a seguir. COFIDES es una empresa de apoyo a proyectos de inversión de interés español en el exterior, participando financieramente en los mismos a medio y largo plazo, con la inexorable presencia de algunos de los principales bancos de nuestro país como el Santander, el BBVA o el Sabadell. Y ya se sabe: la banca siempre gana. Así que el objetivo es facilitar las grandes inversiones que, a su vez, se verán potenciadas por unos gobiernos locales receptivos y ávidos de divisas mediante beneficios fiscales o repatriación de bienes.
Partimos de la base de que el dinero y la financiación es necesaria, pero hay algunas cifras que, particularmente, deberían preocupar a esos mismos dirigentes africanos. Estos días se ha publicado un reportaje en la Web de RTVE.es en el que un trabajador de la empresa Tecnopaisajes Consultores explicaba que, en su encuentro con un empresario senegalés en Investour, hablaron principalmente de la puesta en marcha de «proyectos tipo resorts», en los que los emprendedores africanos pueden contar con la experiencia de España. «Todos salimos ganando», aseguraba el consultor español. «A España vienen 50 millones de turistas todos los años y algo tendrá para que vengan». Buena deducción, ¿pero acaso vale la misma vara de medir para España que para un país africano como es, en este caso, Senegal?
Precisamente, hay estudios que afirman que el 85% de los beneficios que se generan con el turismo de balneario en torno a los grandes resorts de las costas africanas, retornan al país de origen de la inversión. Muchos dirán que, al menos, se generan puestos de trabajo con los que la mano de obra local puede tener una oportunidad de prosperar, pero en la mayoría de los casos la realidad es otra. Los resorts se convierten en guetos de turistas que no conocen la realidad del país que visitan, los puestos cualificados van a parar a manos de extranjeros y la población autóctona se queda con las sobras, en muchas ocasiones mal remunerados o en unas condiciones que ni mucho menos son las deseables. ¿El potencial turístico de África sirve para generar más desigualdades que las que había antes de una posible inversión? No es ese el objetivo, pero luego la situación muchas veces no deja pie a las dudas.