Hoy día 22 de mayo se celebra el Día Internacional de la Biodiversidad, que coincide además con el Año Internacional de los Bosques, que se viene celebrando durante este 2011. La fecha en España viene marcada por el hecho de celebrarse hoy unas elecciones autonómicas y locales, marcadas por el movimiento social del 15-M que ha lanzado a españoles de todo tipo a las calles y plazas del país entero y de un buen puñado de capitales extranjeras. Es muy difícil que la atención hoy vaya a otra cosa que no sea este clamor popular, por el que reclamamos una democracia real y un cambio en la realidad social y política más que posible. Pero, igualmente, conviene hacer un paréntesis en otra realidad que tenemos delante de nuestra frente y que no podemos olvidar. Existe una relación directa entre el cambio climático, la desertificación y la pérdida de la biodiversidad, que en los últimos años avanza en el mundo sin precedentes. Sin ir más lejos, cada año desaparecen en Europa 14 millones de hectáreas de bosque, con toda la comunidad de plantas y animales que tienen implícita, lo que equivale a la extensión total de masa boscosa de España. Además, hay que recalcar que hay una clara conexión entre la biodiversidad y el turismo, sobre todo en áreas de gran riqueza medioambiental, que son a su vez destinos que atraen a una mayor cantidad de visitantes. La pérdida de biodiversidad conlleva una transformación del paisaje que afecta a una de las raíces de lo que debe ser un turismo sostenible: la conservación medioambiental y la gestión de todos los recursos de un destino, de forma que se pueden satisfacer las necesidades económicas, sociales, ecológicas y estéticas de sus habitantes.
A día de hoy, en el mundo están amenazadas o en peligro de extinción el 22% de los mamíferos, el 31% de los anfibios, el 13,6% de las aves y el 27% de los arrecifes. La biodiversidad mundial se pierde a un ritmo demasiado acelerado y en ello influye, sin duda, el papel determinante de los bosques, cada vez más castigados. El término bosque no sólo es un área que cuenta con una alta densidad de árboles, sino que son algo similar a una comunidad de seres vivos, en donde todo está conectado. Los bosques cubren una importante porción de superficie en el planeta Tierra y, además, son pieza fundamental en el hábitat de algunos animales, actúan como moduladores de los flujos hidrológicos y ostentan una función vital a la hora de conservar el suelo. Estos últimos dos aspectos, el agua y el territorio, serán probablemente dos de los bienes más escasos y preciados en el Planeta a corto/medio plazo si continuamos con el ritmo de crecimiento de los últimos 60 años, por lo que conviene comenzar a darles el valor que se merecen cuanto antes.
En este sentido, un paisaje forestal bien conservado supone un valor añadido que no está suficientemente apreciado y que, además, se está perdiendo en numerosas áreas rurales de nuestro país, principalmente por el abandono de la actividad agraria y ganadera tradicional. El uso intensivo de suelo por la industria agroquímica favorece un mayor éxodo rural, la desertización y la degradación del paisaje rural, perdiendo aún más superficies de bosques. Por este motivo, el proyecto Crea un Bosque, a iniciativa de la Fundación Ecoagroturismo, pretende valorizar el papel protector que debe jugar el turismo en todo este escenario. La iniciativa pretende ser una baza fundamental en el fomento de la educación y la responsabilidad de los viajeros que se hospeden en los agroturismos que forman parte de la red de Ceres Ecotur, de turismo rural ecológico. La conservación y protección de los paisajes autóctonos, en este caso de nuestros bosques, no sólo debe ser responsabilidad de la población local, sino también de todos y cada uno de nosotros a la hora de viajar y hacer turismo.
¿Por qué? La respuesta es más que clara: el sector turístico necesita mantener intacta la biodiversidad de los lugares con mayor riqueza medioambiental, ya que precisamente ha sido uno de los principales activos en torno a los que ha crecido la actividad turística en los últimos 50 años. Paradójicamente, a pesar de esta necesidad, muchos modelos turísticos tradicionales han sido los causantes de todo lo contrario. El crecimiento en el consumo de recursos limitados como el agua y el territorio, así como en la generación de residuos y contaminación ha conllevado un grave efecto sobre la disminución y la pérdida de la biodiversidad en un ratio superior al de su extinción natural. De todos estos males, el consumo de territorio se lleva la palma, no en vano el binomio turismo-construcción han ido muy de la mano en España. Mientras que un hotel necesita vender camas para ser rentable, una empresa constructora necesita construir cuantos más complejos residenciales y hoteles mejor… y para ello la materia prima es el suelo.
La influencia de esta lacra en el paisaje es indudable, pero evidentemente que la biodiversidad no se ha quedado atrás. El Observatorio de Árboles Singulares de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente (FFRF) ha alertado que el ritmo elevado de desaparición de árboles por toda Europa no es lo peor, sino que además hay que contar todas las especies asociadas a los diferentes hábitats. Concretamente, los árboles ancianos, tanto de los bosques como de las zonas rurales y urbanas, dan cobijo a una riquísima comunidad de plantas y animales que los eligen para refugiarse o alimentarse. Sin embargo, más del 80 por ciento de estos ejemplares han desaparecido en el último siglo en España víctimas de incendios, talas, enfermedades y, cada vez más frecuentemente, de obras y proyectos urbanísticos, muchos de ellos asociados al turismo.
Con todo, no sólo la especulación urbanística, sino también el creciente interés de la demanda hacia los destinos situados en espacios naturales de gran belleza ha conllevado un grave impacto, no sólo en el medio ambiente sino también en las poblaciones de acogida, en su economía y en su patrimonio cultural. Por eso, hoy que es el Día Internacional de la Biodiversidad, nos toca exigir de una vez por todas el rol activo que debe asumir el turismo y la sociedad en general en la defensa de la diversidad biológica. Las oportunidades poco a poco se van agotando.
Este año de celebraciones por los bosques,…
Este día de hoy, 22 de Mayo de 2011, día internacional de la Biodiversidad.
Esta mañana de hoy, en este presente, llena de luz, llena de células vivas,
Agradezco ser un ser tan afortunado como soy, rodeada de bosques sin tala masiva, rodeada de casas centenarias, sin concentraciones urbanísticas, cobijada bajo las ramas y las hojas de los ejemplares viejos pero sanos de robles, hayas, castaños, ….
Agradezco saludar cada mañana a mis vecina y vecinas y ser saludada por milanos reales y ejemplares varios que surcan estos cielos.
Agradezco poder ser una neo-rural que decidió ACAMPAR en esta plaza del bosque milenario de Basaburua en Navarra y ser testigo del respeto que sus habitantes anteriores y actuales profesan a esta abundancia.
Agradezco vuestro trabajo (CERES-ECOTUR, ECOTUMISMO y el mío propio para conservar y legar esta belleza.
Con respeto
Casa Rural Ecológica KAAÑO ETXEA