En Estados Unidos, país donde reina el “agrobussiness” como en ningún otro, ha surgido un movimiento ciudadano dispuesto a invertir sus capitales en la financiación de actividades de producción de alimentos ecológicos, alrededor de sus propias comunidades locales. El SLOW MONEY se presenta como la réplica a los flujos financieros –estafadores y especulativos- que hacen de la comida un gran negocio. En definitiva, un movimiento pequeño y lento que camina con paso firme con el objetivo de retirar el dinero del parquet bursátil y sembrarlo en la tierra. ¡Que tiemble el capitalismo alimentario!
La entidad, encuadrada dentro de la filosofía del Movimiento Slow, le da valor añadido a la agricultura a pequeña escala, con sus técnicas de manejo tradicional, adaptadas a cada condición y ecosistema, y que ha sido históricamente menospreciada por las instituciones políticas y también desde los ámbitos de la enseñanza e investigación agraria. Todo con la idea de asegurar la procedencia lícita de los alimentos que forman parte de nuestra dieta, mejorando así la nutrición y la salud de las personas, promoviendo la diversidad cultural, ecológica y económica, y acelerando con todo el paso de una economía basada en la extracción y el consumo desmedidos, a otro modelo basado en la preservación y la restauración, tanto de la biodiversidad alimentaria como del medio donde ésta se desarrolla.
LOS PRINCIPIOS DEL SLOW MONEY SON:
I. Hay que devolver a la tierra el dinero que se genera con ella.
II. Todo lo referente al dinero se ha vuelto demasiado rápido, las empresas son cada vez más grandes, las finanzas son demasiado complejas. Por lo tanto, debemos ralentizar todos los procesos financieros, de manera que sean más entendibles y transparente de cara a la sociedad.
III. El siglo XX ha sido la era del Comprar Barato/Vender Caro y de la Riqueza Ahora/Filantropía más tarde, algo que un capitalista llegó a definir como la acumulación legal de riqueza más grande de la historia. El siglo XXI será la era de la nutrición, construida alrededor de los principios de la capacidad de carga de un territorio, del cuidado de las especies de alimentos, de tener presente nuestro lugar de origen y de la no violencia.
IV. Debemos aprender a invertir dinero pensando en que el alimento, las granjas y la fertilidad de la tierra importan y mucho. Hay que conectar a los inversores con los lugares donde viven, creando relaciones vitales y convirtiéndoles en nuevas fuentes de riqueza para las pequeñas empresas de alimentos.
V. Celebremos el auge de una nueva generación de empresarios, consumidores e inversores concienciados de que el cambio es posible, priorizando sus acciones y sus productos por encima de lo procedente del modelo tradicional.
VI. Paul Newman dijo, «pensemos un instante en que, en la vida, es necesario ser como ese agricultor que reinvierte en el suelo una parte de lo que saca de él”. Reconociendo la sabiduría de estas palabras, reconstruyamos nuestra economía partiendo desde cero, haciéndonos las siguientes preguntas:
* ¿Cómo sería el mundo si invertimos el 50 % de nuestros activos en las 50 millas alrededor de dónde vivimos?
* ¿Que ocurriría si existiese una nueva generación de empresas que reinviertan el 50% de sus beneficios en la comunidad?
* ¿Que pasaría si tuviésemos un 50% más de materia orgánica en nuestro suelo desde hace 50 años?
Todavía estamos a tiempo de averiguarlo. El Slow Money, tal y como está ocurriendo con el resto de facetas del Movimiento Slow, está ganando cada vez más adeptos, con importantes apoyos tanto a nivel de empresarios y personajes relevantes del ámbito social y profesional estadounidense, como de personas anónimas de la sociedad. Todo el que quiere puede adherirse en su página Web y con ello dejará constancia de que el cambio es posible… ¡entre todos podemos!
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Es raro pero en estos días oyendo un programa que se llama » El Gobierno de la Mañana» uno avezado comentarista, estaba analizando algo parecido y el decía, que no es posible que un solo hombre tenga Us2,500 millones de dollars y existieran 200 millones de personas pasando hambre, y es aquí donde veo que grandes inversiones se realizan y quieren exprimir el recurso, tanto natural como cultural y la verdadera riqueza de este esfuerzo en destruir todo; los beneficios no llega nunca a la sostenibilidad de la región.
Interesante y aplaudo la iniciativa,ojala se pueda implementar en Venezuela,las politicas correctas serian mas inversion en el campo para que sus habitantes no emigren a las grandes ciudades y se logre el auto abastecimiento correcto para su familia y para su crecimiento economico DIGNO.
Si en el campo se logra que el campesino tenga una casa,agua,luz,semillas y creditos acordes con su campo y su meta de futuro para él y su familia,estaremos logrando produccion para el pais,todo esto se puede complementar con asistencia tecnica y crediticia para rubros tales como:piscicultura,cria de aves,conejos,abejas,etc.Estaremos realmente dignificando a los campesinos de nuestros paises
Adolfo Borquez C.