La huella ecológica, un término cada día más de actualidad, es básicamente el impacto de una persona, ciudad o país sobre la Tierra y sus recursos para satisfacer lo que consume debido a su estilo de vida y para absorber los residuos que genera. Por poner sólo unos ejemplos ilustrativos y en términos de CO2 emitido al medio ambiente, recorrer 50 kilómetros en coche equivale a la energía necesaria para producir 25 tomates, 87 plátanos, 258 manzanas ó 597 zanahorias. Este es un recorrido que mucha gente recorre a diario fácilmente para ir y volver del trabajo. Si vamos un poco más allá y ponemos en la balanza a alguien que coge el puente aéreo para ir y volver de Madrid a Barcelona en una jornada de trabajo, los 1,236 kilómetros del recorrido ida y vuelta en avión darían para producir 396 tomates, 1.404 plátanos, 4.140 manzanas y 9.576 zanahorias. Esto en un día, con un desplazamiento que supone una hora por trayecto y sin contar la contaminación que produce, sólo la energía necesaria. Si ahora multiplicamos el creciente número de habitantes por todo el planeta con acciones de todo tipo que van desde el uso de electrodomésticos, dispositivos móviles, ordenadores, transporte y un largo etcétera, nos daremos cuenta de que la huella ecológica no es ni mucho menos un concepto superficial.
Carbon.to es una página Web muy ilustrativa para tomar conciencia del impacto de algunas de nuestras acciones más cotidianas a la hora de consumir energía y generar un impacto en lo que nos rodea. Un debate recurrente en la actualidad es determinar si, debido a la grave crisis económica y social en la que se haya inmerso buena parte del planeta, será necesario recular y volver a tiempos no tan lejanos en donde conceptos como la huella ecológica sencillamente no existían ni se contemplaban. Un cambio de modelo de vida y desarrollo en los que minimizar nuestro impacto sea una necesidad y no algo cotidiano como era antes. Para muestra, una obra sencilla y tierna que ejemplifica en una persona algo que todos nosotros, en mayor o menor medida, podemos reeditar en la figura de familiares mayores cercanos. El cortometraje ‘La huella de Carmela’ logró el 2º premio en el II Festival ecológico de Microcortos La Luciérnaga Fundida.
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