Dakar es una ciudad en continuo movimiento, de contrastes y muchas cosas por descubrir y conocer. Una visita casi obligada es la Ille de Goreé, un auténtico símbolo del triste pasado colonial de toda África. Esta pequeña isla paradisíaca de 17 hectáreas de superficie, a tan sólo tres kilómetros de distancia de la capital senegalesa, fue durante tres siglos el centro neurálgico del comercio de esclavos. Desde aquí, enormes barcos salían cada tres meses cargados de africanos que surtían de mano de obra a Estados Unidos de América, al Caribe y a Brasil, principalmente. Después de ver el lugar donde los encerraban en condiciones infrahumanas, donde los engordaban para llegar al peso mínimo como si fueran animales y donde los empujaban a los barcos por la llamada ‘puerta sin retorno’, uno no sabe si llorar o ponerse a pedir perdón.
Afortunadamente, esos son tiempos pasados y, hoy en día, bastante lejanos e impensables. Desde 1978, la Ille de Gorée es Patrimonio Mundial de la UNESCO y lo cierto es que la isla tiene un encanto especial, que creo que sólo los isleños somos capaces de captar y sentir desde el mismo instante en que pones pie a tierra. Aquí el tiempo pasa más lento de lo habitual y eso está atrayendo cada vez más a turistas que buscan un poco de tranquilidad en medio del movimiento de la capital Dakar. La paradoja viene porque ahora las tornas se han cambiado: donde antes los blancos maltrataban a los negros, ahora los negros enseñan el lugar a los blancos como el atractivo turístico en que se ha convertido. Si algún gobernador colonial de la época levantase la cabeza seguro que le daban los siete males…
Lo cierto es que nosotros hemos tenido bastante suerte y nos hemos topado, casi de casualidad, con otro simpático senegalés que ha estado casi todo el día acompañándonos. Lo de simpático, la verdad, ya empieza a dejar de ser una novedad, porque aquí todo el mundo siempre tiene una palabra amable seguida de una sonrisa. A veces pienso que nosotros, los de ese llamado “primer” mundo, tenemos bastante que aprender aún de cortesía. Pero a lo que iba, Sadiya Khadim Sady es nativo de Ille de Goreé y se conoce la historia de la isla a la perfección. No en vano suele trabajar como guía y recibe a muchos españoles a través de la página Web www.masqueunguia.com Nos pareció que tenía tanto desparpajo y tantas cosas que contar que, incluso, le hemos hecho una vídeo-entrevista que ya publicaremos más adelante. Merece la pena escucharle.
Han sido tres días intensos por Dakar, la capital de Senegal y una de las principales ciudades del África occidental. Mañana pasamos página y comenzaremos nuestro camino hacia Kedougou, capital del Senegal oriental, con una probable parada previa en Tambacounda. Son 700 kilómetros de distancia y nos moveremos en los llamados sept place, unos transportes públicos de 7 plazas. Estaremos todo el día en carretera pero la experiencia final promete: nos vamos acercando a nuestro objetivo principal aquí, la Reserva Comunitaria de Dindefello y la posibilidad de aportar nuestro granito de arena al desarrollo de un turismo sostenible en la región. La cosa promete.
hola Javier
bueno he conseguido tu diarios en Senegal
te animo
buen viaje
saludos!!
Interesante. Cuándo publicareis la video-entrevista con el guía¿? Promete..