Confieso que llevaba tiempo queriendo escribir este post, pero las circunstancias actuales me han dado el empujón final. Desde hace meses, Barcelona es, según se ha vendido a bombo y platillo, la primera ciudad del mundo que obtiene la certificación Biosphere, sinónimo de gestión turística responsable y destinación turística sostenible, gracias en principio al compromiso adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona y el Consorcio Turisme de Barcelona. Esto es algo que, en general, suena un poco exagerado, por ser más bien sutil. He expuesto unas cuántas veces ya cuál es mi punto de vista sobre la evolución del fenómeno turístico en la ciudad condal, no es que esta vaya a ser la primera vez. Con las tres entregas de ¿Cuál es el modelo turístico que se vislumbra para la ciudad de Barcelona? expuse bien a las claras cuáles son los males especulativos que se han venido desarrollando en la ciudad desde los Juegos Olímpicos del 92. Por su parte, en el artículo Barceloneses vs. Turistas se explica el creciente malestar de una parte de la población local hacia las crecientes visitas de turistas que copan todo el centro histórico.
Porque, le pese a quién le pese, esa es la realidad… por mucho que Biosphere, el Ayuntamiento o el Consorcio Turisme de Barcelona vengan a decir lo contrario. Es más, el fenómeno va a más y sólo están demostrando una inquietante realidad: viven de espaldas a los ciudadanos que dicen representar, en el caso de los políticos. Porque sólo bastan unas pocas conversaciones con gente que habita en Barcelona para apreciar el hastío y el agobio que, en muchos casos, producen los millones de turistas que recibe la ciudad. Turistas que, quitando alguna visita a la Sagrada Familia o al Tibidabo, se concentran en los barrios Gótico, del Born, el Raval, la Barceloneta o en las playas de la ciudad, lo cuál amplifica la sensación de masificación, sobre todo en puentes, festivos, fines de semana y temporadas propicias para las escapadas urbanas.
Eso por no mencionar el mobbing inmobiliario que durante años ha favorecido la construcción de hoteles y revitalización de zonas, supuestamente marginales, a golpe de expropiaciones. La consecuencia es que cada vez hay más hoteles y camas, pero los vecinos de toda la vida brillan por su ausencia… y no digamos negocios que no estén dedicados directa o indirectamente al turismo. Esas ventitas, fruterías, ferreterías o un largo etcétera que le dan identidad a un barrio. El caso no viene de nuevas… otras ciudades como Nueva York o Roma, por sólo poner unos ejemplos, sufren situaciones similares. Estos días, sin ir más lejos, se conocía que el Coliseo Romano había sufrido varios desperfectos porque una paloma se apoyó en una cornisa. No debemos culpar a la pobre paloma, porque el tráfico, la contaminación y, sobre todo, los cientos de miles de visitantes que recibe el lugar cada año están acabando con esta joya del patrimonio mundial.
Por eso, para paliar estos efectos y también los de la crisis económica, porque no decirlo, estos destinos llevan un tiempo cobrando una tasa turística a los visitantes que reciben… y eso que no son la primera ciudad turísticamente sostenible del mundo. Esa es Barcelona… y lo cierto es que esta tasa turística no tiene porqué ir destinada a mejorar infraestructuras o paliar la huella ecológica de los turistas, pero sorprende un poco que los hoteleros de Barcelona, los mismos que seguramente se frotaban las manos con la catalogación de Biosphere desde el Consorcio Turisme de Barcelona, entidad público-privada en la que tienen presencia, pongan ahora el grito en el cielo con este impuesto porque los turistas se lo vayan a pensar dos veces. Si lo que se pretende es promover un turismo de calidad, no creo que nadie se eche para atrás por pagar 1, 2 ó 3 euros más al día.
Tal vez los miles de turistas que van dos días a la ciudad a celebrar su despedida de solter@, porque les da igual un sitio que otro, pero sorprende sobre todo porque la tasa se destinará, principalmente, a acciones de promoción turística y de fomento de imagen de Cataluña. Cierto es que el impuesto se aplicará en toda Cataluña, no sólo en Barcelona, pero si atendemos a que la ciudad condal es el principal destino catalán en recepción de visitantes y la certificación se basa en la conservación, protección y puesta en valor del patrimonio natural y cultural del destino, así como la conservación de las tradiciones locales… ¿no sería lógico que se viese bien invertir el dinero recaudado en calidad o sostenibilidad para mejorar estas cuestiones? Igual es que lo de primer destino turístico sostenible del mundo también fue una acción de promoción turística y de imagen… Entonces si que me cuadra la cosa.
Hola Javier,
Aprovecho para saludarte y saludaros a todos los del equipo, os sigo y creo que realizaís un trabajo genial.
He leído tu post, y no estoy del todo de acuerdo con lo que dices.
Sobre el modelo turístico que tiene Barcelona, creo que con sus fallos como no puede ser de otra manera, ya que no creo que exista el modelo turístico perfecto, es un muy buen modelo y ha servido de ejemplo para otras tantas ciudades en el mundo, e insisto no lo considero al 100% perfecto.
La industria turística hoy por hoy es nuestra gran salvación. Tienes razón en afirmar, que si se pregunta a según quien, sobre que piensan de la cantidad de turistas que llegan a Barcelona te puedan decir que son demasiados y que es un asco, o al menos eso revelaban encuestas de diarios años atrás, pero hoy creo que estamos deseando que esos turistas vengan, que gracias a esos turistas se ha ido sobre llevando la grabe situación de muchas familias que no tienen empleo.
Es verdad que la ciudad ha tenido una trasformación, especialmente el casco antiguo, y en mi opinión era necesaria y ha sido muy útil para el barrio en sí, no niego que detrás de dicha intervención ha habido casos delicados de corrupción o incluso de mobbing, pero en general ha sido una trasformación que ha mejorado una zona muy muy degradada años atrás y que ahora cuenta con varias cedes universitarias, con museos, con filmoteca, plazas y espacios de los que los vecinos pueden disfrutar. Y es verdad que aun se puede seguir mejorando de eso estoy seguro como estoy seguro que se conseguirá.
La verdad encuentro que es un tema interesante, aunque no acabo de entenderte, empiezas criticando el modelo que tiene Barcelona, criticas el turismo que viene y que insisto, hoy gracias a ese turismo muchos pueden estar trabajando. Continuas con tus críticas hacia los hoteleros por el tema de la tasa turística que luego pareces estar de acuerdo.
No sé, yo el tema de Barcelona también me apasiona es una ciudad fantástica que ha mejorado y lo sigue haciendo y necesita cambios y necesita lideres con ganas de hacer bien las cosas y Barcelona y sus ciudadanos necesitan como el pan que comen al turista que se pasea por sus calles, ojo y no quiero decir que se valga todo, no. Yo me refiero a un turismo de calidad.
¿Pero que más tiene Barcelona si no es el turismo?
Un saludo cordial
Javier
Hola Javier!
Muchas gracias por participar en el debate y, sobre todo, por seguirnos. Eres bienvenido siempre que quieras.
He vivido unos cuántos años en Barcelona y tengo que reconocer que, pese a todo, es una ciudad que me encanta y, tal vez por eso, mi mirada es también mucho más crítica.
Yo estoy totalmente de acuerdo con la tasa, siento si no me he explicado bien (aunque se le podría dar un mejor destino al dinero recaudado, ese es otro tema). Lo que critico es que los hoteleros pongan el grito en el cielo porque vaya a haber turistas que se echen para atrás, cuando por otra parte se llenan la boca hablando del turismo de calidad que se genera en la ciudad. Un turista de calidad, de nivel adquisitivo medio-alto, no va a dejar de visitar Barcelona por tener que pagar 1, 2 ó 3 euros más al día. Se echará para atrás el turista de borrachera, que en realidad es el que más hastío produce a la población local.
Al hilo de tu última pregunta y del enfoque de tu comentario, creo que es sumamente peligroso pensar que Barcelona (o cualquier destino que se precie) sólo tiene el turismo y que esa es la única y gran tabla de salvación. Vivir única y exclusivamente de un sector productivo es muy peligroso para una economía, más tratándose del turismo que depende en buena medida de factores externos impredecibles. Precisamente Barcelona tiene mucho más que el turismo, es una ciudad viva, en auge, que cuenta con un tejido empresarial que va mucho más allá del turismo y que está apostando (o al menos antes de que los tijeretazos fueran la tónica…) por innovación (22@), por cultura (buenos museos, teatro, salas).. el turismo no es siempre la solución a todos los males y no debemos dejarnos llevar por el pesimismo de la crisis, que a veces no deja vernos con claridad una realidad como esta.
No se trata de darle de lado, se trata de fomentar un desarrollo respetuoso, que sea el fenómeno turístico el que se adapte a la fisonomía y a los usos y costumbres de Barcelona, como debe ser… no que sea Barcelona la que se adapte a lo que los turistas vienen buscando, porque ese es principio del fin y, a mi entender, la ciudad camina por una senda peligrosa que le puede llevar a morir de éxito. Y si no, sólo hay que tomar el ejemplo de Venecia para saber a lo que me refiero.
Para terminar, te recomiendo que le eches un vistazo a esta Web: http://granhotelbarcelona.blogspot.com/ y veas este documental: BCN Thematic Park http://blip.tv/dr-almo/bcn-thematic-park-1389591 Sería demagógico por mi parte decir que todos los cambios urbanísticos en Barcelona han sido especulativos, pero me temo que no voy muy desencaminado en lo que afirmo en el artículo y, sobre todo, que no es tan idílico como los políticos y responsables turísticos quieren hacer ver.
Lo dicho, mil gracias por tu comentario y espero verte más por Ecotumismo.
Un saludo cordial!
[…] este punto, cabe recordar que Barcelona es la primera ciudad del mundo certificada como destino turístico sostenible por la marca Biosphere, algo a todas luces difícilmente comprensible desde mi punto de vista si […]
[…] y ver como algunos ponentes ponen como ejemplos de turismo sostenible a Accor, Sol Meliá, NH o Barcelona como el primer destino certificado en turismo responsable en todo el mundo. Ejemplos los primeros de expansión […]
[…] el espíritu con el que nació. El otro día, en el blog de ECOTUMISMO, leía la noticia de que Barcelona había sido presentada como el primer destino certificado en turismo responsable. Se me cayó el alma a los pies y después siguió la indignación: ¿Barcelona turismo […]
Hola! he leído el post y me parece interesantísimo porque yo vine como estuiante (turista) y me quedé a vivir en esta ciudad hace 12 años. A parte de encontrarla maravillosa por su oferta cultural catalana y española, porque combina perfecto lo moderno con lo antiguo, he de decir que he visto ante mis ojos cómo el turismo ha dado de comer a mucha gente de Barcelona. Es cierto que el turismo tenera un tremendo (y negativo) impacto en una ciudad; pero no se puede tapar el sol con un dedo, los visitantes vienen y eso es imparable: El aeropuerto de Barcelona fue utilizado por más de 35 millones de pasajeros en 2012, y probablemente a NY, Roma y las ciudades más cosmopolitas del mundo les estará pasando lo mismo. Y qué hacemos, criticamos sí, nos quejamos, pero no nos olvidemos que el turismo (un caso que queda como anillo al dedo es el de Venecia), nos da la vida y la grandeza de una ciudad «del tipo» de Barcelona. Quien quiera una Bcn con pequeños negocitos sólo necesita moverse unos pocos kilómetros; yo vivo en El Clot y tengo mi ferretero, mi zapatero, mi tintoría (que es pequeñita) mi frutería, etc. Yo creo que criticar el turismo es una salida fácil para castigar al que trabaja noblemente por el. Otra historia son los grandes hoteles, los grandes consorcios y todo aquello que explota a gran escala una ciudad. Fomentemos la búsqueda del equilibrio, porque Bcn aún con toda esta explosión de gente (como yo), sigue siendo uno de los sitios más maravillosos que he visto. Gracias.