La librería Altaïr es todo un emblema y referencia para el viajero, no sólo en España sino en el plano internacional. Nació en Barcelona en 1979, aunque cuenta con sede en Madrid también desde hace unos años, y constituye una inmejorable fuente de conocimiento de los distintos pueblos, culturas y regiones de la tierra. De hecho, en la actualidad, es la mayor librería europea especializada en viajes. También organizan diversas actividades relacionadas, y ayer tuve la oportunidad de estar en la presentación del libro de fotografía de viajes de José Manuel Oñoro titulado ‘Hay que partir’. Sin duda, una enriquecedora experiencia.
El libro complementa la exposición fotográfica que el mismo autor tiene en la librería durante todo el mes. En él se recogen 30 años de actividad fotográfica autodidacta por países como Marruecos, Tanzania, Turquía o Ecuador, tratando de captar “la expresión abstracta de los objetos y los paisajes comunes que nos rodean”, en palabras del propio Oñoro. Las instantáneas de la exposición hablan de vidas sencillas y momentos cotidianos, comunes a la experiencia humana y que, precisamente por eso, merecen ser explicados.
Durante la presentación también se proyectaron unas pequeñas piezas audiovisuales realizados por Oñoro durante algunas de sus estancia por Marruecos y Camerún. En el debate generado con posterioridad, me llamó la atención el planteamiento que hizo de la evolución de Marruecos, como país y en términos turísticos. Desde la perspectiva que le dan sus múltiples visitas a aquel país durante los últimos años, ha observado un cambio a peor en los últimos 3-4 años.
En este sentido, remarcó mucho el carácter jovial y hospitalario de sus gentes, que siempre lo habían acogido y tratado muy bien, como si fuera uno más de sus familias. Sin embargo, como consecuencia del turismo de masas que se está generando allí de unos años a esta parte, ha notado como ahora hay mucha gente persiguiendo y acosando a los turistas por las calles, prácticamente pidiendo limosna. En contrapartida, el gobierno marroquí está promoviendo un tipo de turismo residencial de lujo, con construcciones de hoteles y casas que chocan frente a la mayoría de construcciones humildes y tradicionales de aldeas cercanas.
¿Cómo debe pensar ese marroquí que vive humildemente viendo semejante desigualdad? Sin duda, un caso más de cómo el turismo se puede convertir en un elemento colonizador, en lugar de una oportunidad de desarrollo para la población local. Si esas gentes, que se dedican a pedir por las calles a los turistas, obtuviesen algún tipo de beneficio de la actividad turística, estaríamos hablando de otra historia. La cuestión es que todo se promueve con inversiones extranjeras, sobre todo española por cierto, que sólo piensan en recuperar el dinero invertido. Mientras, poco a poco, se va perdiendo el encanto principal de Marruecos que, según dijo José Manuel añoro, radica en el carácter de sus habitantes, por encima de equipamientos e infraestructuras.
En fin, que felicidades a Altaïr por sus iniciativas. Si os interesa, podéis visitar el forum de actividades para enteraros de las diferentes actividades que organizan todos los meses o, simplemente, daros un salto para echaros una buena lectura en sus sillones o participar en las experiencias viajeras que proponen a través de su BLOG. ¡Todo un lujo para los viajes!
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