Existe una tradicional corriente de opinión que sostiene que los productos ecológicos son más caros que los convencionales y, en ese sentido, son muchos los que afirman que esa diferencia de precio retrae el consumo y hace que haya menos gente que se pase a lo ecológico. La diferencia de precio existe y yo personalmente he hecho la prueba de comprar exactamente la misma cesta de verduras y frutas ecológicas y convencionales, aunque dicha diferencia es menos significativa de lo que parece. Además no se tiene en cuenta el verdadero valor de los alimentos, ni los condicionantes y procesos que hay detrás de su producción. En cualquier caso, comienza a aceptarse una tendencia más que real en los últimos años. A pesar de ser a priori más caros y de que haya una recesión económica por medio, con la consiguiente lógica contracción del consumo, la producción ecológica en España parece sortear la crisis con incrementos del 23% año a año en determinadas regiones como Andalucía o la Comunidad Valenciana. Las razones, más allá del creciente nivel de concienciación de la sociedad y del consumo de este tipo de productos, van ligadas a la forma de producirlos.
Los productos convencionales pueden ser más baratos, pero están mucho más sujetos a las fluctuaciones del mercado y a la especulación en forma de ataques a la soberanía alimentaria. Los productos ecológicos serán más caros… pero ese precio es real y es el propio campesino, el productor, el que lo fija sin depender de terceros actores ni de producciones en masa que abaratan el producto, jugando al límite con márgenes muy reducidos. A eso hay que añadir que la calidad es mucho mayor en los productos y que las diferencias de precios se han ido acortando en los últimos años, debido al aumento de la demanda o al asociacionismo de los productores para poder competir mejor en el mercado y obtener más y mejores puntos de venta, accesibles a la gran mayoría de la ciudadanía, que es al final quién elije.
Las consecuencias empiezan a ser palpables. España ha consolidado su liderazgo en producción ecológica en Europa. Aunque todavía que mucho por recorrer para incentivar la demanda interna, ya que la mayoría de lo que se produce se comercializa en el exterior. Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Suiza, Países Bajos y EEUU son los principales destinos de frutas, hortalizas, aceite y vino: en total el 75% de las exportaciones se concentran en estos productos. Esta es una consecuencia del hecho de que España sea ya el primer país de la Unión Europea y el sexto en el mundo, en cuanto a superficie ecológica cultivada. A pesar de ello, los casi 2 millones de hectáreas cultivadas no representan más del 5-10% del total, lo que da una idea del tremendo margen de crecimiento que hay todavía con respecto a la producción agroalimentaria convencional.
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