Después de la polémica surgida semanas atrás por la autorización a las prospecciones de petróleo en aguas próximas a Canarias por el gobierno de España con el ministro de Industria y Turismo, José Manuel Soria, a la cabeza, hay otras recientes noticias que parecen invitar al optimismo. El potencial de las islas para investigación en energías renovables es enorme y la insularidad en si misma obliga, más que en cualquier otro lugar continental, a agudizar el ingenio y buscar fuentes alternativas de energía, que permitan caminar hacia una mayor autosuficiencia y menor dependencia del exterior. Un clima benigno los doce meses del año, con muchísimas horas de sol, la fuerza del océano Atlántico y de los benditos vientos alisios son un caldo de cultivo que, bien gestionado, pueden proporcionar un escenario diferente que reduzca drásticamente la importación de combustible y alimentos que, hoy en día, es capital para mantener los niveles de vida de la población local y del principal motor económico: el turismo. En esta línea, un modesto municipio del sur de la isla de Tenerife como Fasnia pretende convertirse en un referente en materia energética en cuanto a la generación con métodos alternativos.
A día de hoy hay dos infraestructuras que pueden convertir al municipio tinerfeño de Fasnia en un pueblo piloto para las energías renovables en la isla y una referencia para la generación de energías alternativas. Por un lado, un megagenerador eólico, que tendrá una capacidad de 4,5 megavatios, con 160 metros de longitud de palas y que estará situado en la costa. Un molino que permitirá multiplicar exponencialmente la generación de energía limpia para toda la isla. Por otro lado, una llamada ‘balsa virtual’, en colaboración con el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), que consistirá en la distribución de agua desalada a través de cuatro canales o atarjeas que discurren por el municipio y transportan agua por todo el sur de Tenerife. Este sistema utilizaría un método de bombeo desde la costa hasta las zonas por donde discurren los canales, empleando energía eólica y a diferentes niveles, aprovechando el sistema de canales ya existente.
No en vano, Fasnia ha sido tradicionalmente una de las zonas más ricas en agua de la isla. Además, lo verdaderamente interesante de este proyecto es que algunos de estos canales llegan hasta municipios como Granadilla de Abona o Adeje, uno de los más turísticos de la isla. Las atarjeas, que tardan ocho horas en transportar el agua hasta Granadilla o 14 hasta Adeje, podrían reducir el consumo de agua de embalses y acuíferos que produce colateralmente el turismo. Hay estudios que indican, en este sentido, que un turista llega a consumir hasta 7 u 8 veces más agua que un habitante local de un destino y eso, para una isla como Tenerife con recursos limitados, con menos de un millón de habitantes y con más de 5 millones de turistas al año, es insostenible a largo plazo sin proyectos y alternativas como esta.
Ecotumismo te recomienda
El proyecto LASOS: la necesidad de generar espacios de acción colectiva hacia una isla de Tenerife más sostenible y autosuficiente
14 Dic 2016 - Ecología
Reiniciando el planeta desde CONAMA 2016
13 Dic 2016 - Ecología