Mohamadou Keba es el presidente de la AJSS (Association des Jeunes pour la Sensibilisation et la Solidarité), una entidad que lucha desde 2005 por erradicar la pobreza, por formar y promover el empleo entre los jóvenes y por elevar las tasas de escolarización en Senegal. Cuando planificas un viaje, piensas en hacer todo lo posible por integrarte con la vida local y por conocer a gente interesante, que pueda ayudarte a conocer a fondo el país. Conocer a Keba hoy nos ha hecho sentir desde el primer minuto la hospitalidad y el carácter jovial y comunicativo de los senegaleses y ha sido, sin duda, una de las primeras gratas sorpresas de nuestra estancia aquí.
Lo que más nos ha llamado la atención ha sido su carácter emprendedor y la gran cantidad de actividades y proyectos que Keba tiene en marcha, en Dakar y en otros lugares, no sólo de Senegal sino de otros países limítrofes. El contexto socio económico del país hace que haya muchos problemas contra los que luchar, el primero de todos es el abandono prematuro que muchos jóvenes hacen del sistema educativo senegalés. Una cosa conlleva la otra y, al final, esos mismos jóvenes acaban excluidos del sector profesional, al no tener una formación adecuada y apropiada.
El problema con el que se encuentra AJSS es que una buena educación es ciertamente cara para el nivel de vida aquí y el gobierno senegalés sólo subvenciona a entidades que están a favor de las tesis gubernamentales. Dado que ellos se presentan como independientes, tienen bastantes dificultades para sacar adelante sus proyectos. A pesar de ello, llevan a cabo acciones negociando directamente con los colegios, creando festivales de teatro, música o arte para sensibilizar a los niños. Lo más interesante es que han llegado a un acuerdo con un colegio del barrio Libertè, en el centro de Dakar, en el que el centro se compromete a escolarizar a 2 ó 3 niños de forma gratuita a cambio de publicidad del centro educativo.
Pero por encima de lo interesante que pueda resultar el personaje, nos quedamos con la hospitalidad y cercanía que nos ha mostrado durante todo el día. Ya nos habían hablado del carácter de los senegaleses, pero no esperábamos sentirlo desde el primer día. Nuestra primera toma de contacto con Dakar, una ciudad caótica y atrayente por igual, no ha podido ser mejor: nos ha dado tiempo de probar el Yassa Poulet (pollo con arroz) y un zumo de Bouye (fruto del Baobab, árbol sagrado de Senegal), que por cierto quitaba el sentido. La tarde la hemos ocupado con una excursión en cayuco a la Ille de N’gore, para conocer a Fama Constance, la secretaria de AJSS. ¡Mañana más!
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