En la pasada edición de Fitur 2016 se presentó el proyecto #LaPalmaconSabor, del Patronato de Turismo de La Palma (Islas Canarias, España). Una iniciativa en la que participo desde Ecotouristing, con actuaciones previstas dirigidas a bloggers de viaje que pretenden ser 100% experienciales y vivenciales. Todo ello siguiendo la línea de promoción que hemos implementado con otros proyectos impulsados junto con Visit La Palma, como Escucha La Palma.
En este caso, La Palma con Sabor nace con la pretensión de convertirse en un eje innovador que fomente la conservación de las señas de identidad y los valores etnográficos de La Palma a través de su gastronomía, buscando una puesta en valor enriquecedora con la imagen turística de la isla. Para ello, toda la comunicación del proyecto se basará en incorporar la idiosincrasia palmera vinculada a la producción local y a los procesos gastronómicos tradicionales de elaboración, así como al patrimonio rural o los paisajes naturales y culturales asociados a dichos procesos.
Foto de grupo de los #bloggers que han asistido a la presentación de #LaPalmaconSabor en #FITUR2016 pic.twitter.com/0K6zG4fXo7
— Blog on Brands (@blogonbrands) enero 22, 2016
El planteamiento es que sea un proyecto con un recorrido a largo plazo, más allá de la campaña promocional con la que damos el pistoletazo de salida. Una iniciativa que involucre a diferentes actores público-privados de la isla y que sirva para dinamizar el sector primario, buscando una interrelación sana y provechosa con empresas del sector turístico. Esta conexión debe ser, de hecho, una de las piedras angulares no sólo de #LaPalmaconSabor, sino de cualquier visión estratégica de un destino turístico, especialmente en territorios insulares como La Palma, con recursos más limitados (sobre todo a nivel de suelo, agua y energía).
No estoy descubriendo nada nuevo. Esta es una cuestión que de un tiempo a esta parte flota en el centro del debate político y turístico, no sólo en Canarias. Bien es cierto que, en los últimos meses, en el archipiélago canario se ha impulsado una mesa de diálogo entre los responsables de las patronales turísticas y de las asociaciones de agricultores, ganaderos y pescadores. Iniciativas como el reciente concurso convocado por las patronales turísticas canarias, para facilitar que los productos canarios lleguen a las mesas de los turistas que visitan las islas, en forma de experiencias gastronómicas, es un ejemplo en este sentido.
En este punto de la partida, es importante reflexionar sobre la importancia de trabajar aún más en esta línea y, con convicción y firmeza, apostar por esta línea de trabajo, en una dimensión pública y privada. De ello depende que en Canarias contemos con un sector primario fuerte, consolidado y fuente de valor agregado para una oferta de turismo gastronómico innovadora y diferencial.
A continuación, aporto cinco argumentos, con razones de peso, por los que un paradigma en el que sector primario y turístico vayan de la mano, supondría un espaldarazo para el necesario modelo de turismo sostenible en Canarias:
1. Mayor competitividad del sector primario
A Canarias llegan unos 13 millones de turistas al año, distribuidos a lo largo de todo el año gracias al buen clima de las islas y a la falta de estacionalidad. En la actualidad, más del 90% de los productos y la energía que se consume en las islas es importada, viene del exterior. No entraré en el tema energético y en el potencial de las renovables, ya que eso da para otro post en solitario.
Es indudable reseñar que, en la medida en que el sector primario local pudiese tener más penetración en el mercado turístico, ganaría en competitividad y aprovechamiento de la productividad, beneficiado por el potencial de un mercado que no hay que salir a buscarlo, está ahí mismo, llegando semana tras semana a las islas. Un sector primario fuerte, además, podría ayudar a reducir la tasa de desempleo del archipiélago, actualmente en torno al 28%, a pesar de recibir tantos millones de visitantes y ser una potencia turística mundial.
2. Diversificación económica.
Al hilo de lo anterior, en Canarias se cumpliría una de las máximas del turismo sostenible, que es la de “no poner todos los huevos en una misma canasta”. Dicho de otro modo, el turismo no debe convertirse en la única actividad económica y fuente de riqueza, sino que debe ser un estímulo y un complemento diversificador de otros sectores, como en este caso el agroganadero y el sector primario, entre otros, estimulándose como actividades económicas y fortaleciéndose con políticas públicas.
3. Diferenciación y valor añadido.
Lo local no sólo vende, sino que es más coherente a la hora de promocionar un destino. Hay un interés cada vez mayor por consumir productos locales, de un entorno lo más cercano posible. Eso, además, contribuiría a poner en valor la identidad canaria. Aunque en esos 13 millones de turistas habrá de todo, si hablamos de la necesidad de dar valor añadido, a la vez que servimos un Rioja o un Ribera del Duero en una mesa de un hotel canario, teniendo 11 Denominaciones de Origen de vinos en las islas, la cosa como que pierde sentido… Ejemplos como Slow Food o la filosofía del kilómetro 0 son buenas referencias, reconocidas internacionalmente, a la hora de trabajar en la diferenciación de una propuesta gastronómica.
4. La tradición gastronómica no está reñida con la innovación, ni con la calidad.
Cada vez más gente busca esa receta mágica que le traslade a otros tiempos, que le conecte con sus recetas más familiares, esas que la abuela conoce mejor que nadie. Esa receta que, en definitiva, te abra la puerta a la identidad y al “que es lo que somos” de un lugar. Sirva como ejemplo el de Ángela Merkel, asidua visitante de la isla de La Gomera. Su predilección por los potajes de berros con gofio es más que conocida. A partir de la tradición gastronómica puede surgir la innovación en la cocina, respetando su esencia, sabores e identidad, lo que puede suponer un impulso también en términos de innovación turística a la hora de diseñar productos comercializables.
5. Rentable combinación entre turismo gastronómico y producción ecológica.
Según Turespaña, la gastronomía y el vino suponen la motivación principal para más de siete millones de turistas que visitan España. Al mismo tiempo, nuestro país es el primer productor europeo de agricultura ecológica, aunque luego no se consuma aquí. Casi ocho kilos de cada diez cultivados en España en ecológico se acaban exportando y vendiendo en el mercado exterior. ¿A dónde? Países como Alemania, Francia, Suiza, Dinamarca y Austria son los principales consumidores de los productos ecológicos españoles. Lugares que, al mismo tiempo, son algunos de los principales mercados emisores de turistas hacia Canarias.
Por tanto, en la medida en que esta interacción entre sector primario y turístico se haga acorde a parámetros de agrodiversidad local y a ser posible de producción ecológica, existe una oportunidad innegable de posicionarse con una ventaja competitiva en torno a una demanda en auge, cada vez más consolidada y con expectativas de crecimiento futuro según indicadores especializados, que busca este tipo de propuestas. Especialmente público centro y norte europeo, pero también de forma creciente a nivel nacional. No sólo las buscan a la hora de planificar sus vacaciones, sino que están dispuestos a pagar más por conseguirlas. Menos turistas, que impacten menos en el entorno y que gasten más, aumentando la rentabilidad para un destino como Canarias, insular y con recursos limitados. Blanco y en botella.
No es una quimera, sólo hace falta voluntad por parte de todos para salir de esa zona de confort llamada turismo tradicional y de masas, de sol y playa, que no deja de ser un paradigma de discutible rentabilidad, a costa de primar lo cuantitativo por encima de lo cualitativo. Rentabilidad económica para muy pocos bolsillos, pero poca rentabilidad social, ya que es un modelo que no ha servido para bajar los escandalosos niveles de paro en Canarias. Menos si cabe a nivel de rentabilidad medioambiental, si tenemos en cuenta los impactos que se generan en un territorio insular como el nuestro. Una suerte de gallina de los huevos de oro con sus límites. En definitiva, un modelo que genera pan para hoy, menos de lo que parece, pero que si no se replantea urgentemente traerá hambre para mañana, más de la que muchos parecen querer admitir.
Sin duda un proyecto de lo más interesante que nos permite valorar todo el potencial gastronómico de la isla!